Paulaner es una cerveza alemana que, desde 1991, es fabricada en Chile a través de CCU. La empresa CCU que adquiriera una licencia de la empresa alemana declara, tanto en su página web, como en el envase que esta cerveza se hace bajo los preceptos de la ley bávara de la pureza, esto es, en base exclusivamente de: malta cebada, agua, lúpulos y levadura.
Recuerdo de esta cerveza, en los 90, un acentuado aroma herbal, muy particular y distinto de las cervezas que tomaba en aquella época por lo que me sorprendió muchísimo al abrir la lata no sentir nada de eso. Paulaner presenta un aroma de similares características al de Escudo, pero más tenue y sin ningún tinte particularmente distintivo, un aroma industrial en el que no se siente la malta ni tampoco lo que característicamente podríamos atribuirle al lúpulo.
Posee un color más pálido que el de Escudo y, por otro lado, produce una sensación más seca y menos dulce que Escudo, pese a ello, no se siente el sabor tan característico de la malta. Es una cerveza eminentemente industrial de Chile como todas las que, al momento, hemos comentado. De carbonatación media baja, la espuma es poco duradera y se comporta similarmente a la de Escudo. En términos de amargor, me pareció que sobresalía levemente el de Paulaner por sobre el de Escudo que, en la comparación, aflora un cierto dulzor que en Paulaner no se aprecia.
Hace mucho que no probaba una Paulaner y fue, en cierta medida, decepcionante sentirla tan similar a Escudo porque en mis recuerdos, ya añejos y, por cierto, falibles se trataba de una cerveza que se diferenciaba gratamente de las otras industriales de esa época.
En La guía de la cerveza de Chile 2011, Paulaner puntúa 3,75, el puntaje más alto de todas las cervezas que hemos probado. Por otra parte, hay un interesante comentario de esta cerveza siendo comparada con una Paulaner alemana en: http://elbarondelascervezas.blogspot.com.
Como ha sido la tónica de estas primeras revisiones, Paulaner es una cerveza de corte eminentemente industrial chileno, de escaso sabor a malta y de lúpulo pero, de cualquier manera, es una excelente alternativa para los días de calor que aún quedan y para compartir con los amigos. Esta cerveza, en espacial, por su enfoque hacia públicos objetivos algo más acomodados económicamente hablando, me recuerda algunos de los conceptos que aparecen en el “El economista camuflado” de Harford.
Buena chela, y no tan cara
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